DATOS
BANDA: VOLTRON ÁLBUM: "Kaventsmann" // CD AÑO: 2012 Web de la banda: Voltron Crítica realizada por Jose Luis Volver a la sección

Hay bandas que tienen cualidades, otras que tienen talento, y quizá, con un poco de suerte, encontremos a una que reúna estos conceptos. VOLTRON, es una de esas bandas. Nuestra suerte no consiste tan solo en que podamos escucharla, nuestra suerte radica también en que estos músicos atesoren semejante talento, y lo hayan querido compartir con el resto, circunstancia que no siempre se produce. El caso de VOLTRON ya es llamativo de por sí, pues la cantidad de elementos que incorporan a sus composiciones es tan grande, que se hace difícil hacer un análisis de su música sin caer en tópicos, y con esta banda los tópicos y lo que se pueda escribir sobre ellos no es bastante, ni tampoco merecen palabras normales.

De entrada se podría decir que no hay género musical que no toquen, pero todas sus influencias, todas sus formulas musicales, están arropadas por un espeso y poderoso sonido, que en ocasiones incluso te llega a crear angustia, desazón, asfixia, y en buena parte, sin querer desmerecer en absoluto la labor de los demás integrantes, la voz de Kato es la culpable de esas emociones que te recorren el espinazo. Sus tesituras son tremendamente emocionales, infernales a veces, melancólicas, con trazos muy tristes, realmente es un instrumento más, no una mera solución para contar las historias que esta magnífica banda desgrana con intensidad a lo largo de todo el álbum. Si de entrada escuchamos con atención el primer tema, “Liter Bohrmaschine”, nos damos cuenta de que la música de VOLTRON no escucha a ningún género, es propia, aunque podríamos decir que ese riff del principio que se arrastra como una pesada cadena podría beber del heavy más directo, la manera de atacar las cuerdas de los guitarras Benner y Mars es enfermiza, algo caótica incluso, pero no de una manera ineficaz, si no porque sale de dentro de tal manera, que las cuerdas se dan por vencidas, se dejan poseer por las manos de estos genios, provocando unos armónicos que están y no están, que salen por los auriculares, y se cuelan por todo tu cerebro, sin que te des cuenta.

Todos los cortes que componen este disco, los ocho, sin excepción, son muy diferentes entre sí, con lo cual la riqueza del trabajo queda patente, pero tienen un hilo conductor, algo que las mantiene unidas, y no me refiero al frío aspecto de la producción, lo cual es reseñable también, si no al talento con el cual saben afrontar el desafío que es componer cada tema. El ambiente que emanan sus temas es sencillamente estremecedor, como ya he dicho anteriormente asfixiante, pegajoso incluso, propiciado por unas cabalgadas de guitarra, magníficamente bien arropadas por Nik, un bajista práctico, eficiente, que golpea sus cuerdas como si le fuera la vida en ello, y por Hille, un batería tremendamente creativo, y la vez práctico. Escalas arabescas, que dan un sabor agrio, polvoriento, armonías y acordes que saben a pasado, a apocalipsis, a futuro inesperado, a futuro que se rompe. Antes ponía como ejemplo el primer corte del disco, y si hubiera que desgranar cada tema sería como escribir un libro, así que valga como ejemplo de lo que es este grandioso trabajo, producto del más puro talento, de la inspiración y del genio de unos músicos, que un buen día decidieron, para suerte de los demás, decir con notas, que la vida, la existencia, es algo más que ordenar ideas en un párrafo, y que la música va mas allá de la matemática fría y calculada del tempo exacto, de géneros y sobre todo, de modas.

Sin querer ser consejero ni pretenderlo, si recomendaría descubrirlos, a quien no los conozca, y a quien si lo haya hecho, que los vuelva a escuchar, seguro que re-descubre un nuevo ambiente, un nuevo pasaje, un nuevo mundo, una nueva oscuridad.